domingo, 17 de fevereiro de 2008

cautiverio, noche y penar - Ven a Él de cualquier modo y Él te salvará.


“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Jesús nos dijo que todo lo que necesitamos para ser salvos es venir a Él. Cuando Dios está atrayendo a una persona, es simple y sencillo venir a Jesús. Piensa en ejemplos de la Biblia para probar esto.
Primero, piensa en el hombre paralítico que fue bajado a Jesús por un hoyo al descubrir el techo.

Mira a Marcos 2:3-5.

“Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados ” (Marcos 2:3-5).

Este hombre estaba tan enfermo que no podía ir a Jesús solo.
Otros tuvieron que cargarlo al Salvador.

Talvez tú eres así.
Tan arruinado estabas por el pecado para venir a Jesús por ti mismo.
Alguien tuvo que hallarte y traerte a la iglesia a oír el Evangelio.

Ellos tuvieron la fe suficiente para traerte a Jesús.
Pero el enfermo tuvo cierta fe también.

La Escritura dice: “Al ver Jesús la fe de ellos”, o sea que vio la fe de todos ellos, de los hombres que cargaban al hombre a Jesús, y la fe del mismo enfermo.

“Al ver la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.”

¡Qué cosa tan maravillosa!
Este hombre quería venir a Jesús.
Otros lo ayudaron a venir.
El momento que vino a Jesús,
sus pecados fueron perdonados.

Tus pecados también serán perdonados si tú vienes a Jesús.

Él dirá: “Tus pecados te son perdonados,” si vienes a Él. Él dijo,
“Venid a mí…y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Segundo, Zaqueo, el que recogía los impuestos vino a Jesús y fue salvo.

“Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad.
Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa” (Lucas 19:1-5).
Ahora baja y lee lo que Jesús le dijo a Zaqueo después de que él vino al Salvador.
Mira los versos 9 y 10. Jesús luego le dijo,
“Hoy ha venido la salvación a esta casa...” (v. 9).
Ahora el verso 10.
“Porque el Hijo del Hombre [Jesús] vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
Zaqueo recibió a Jesús “gozoso” (v. 6).
Ese no es el modo normal en que la gente viene a Jesús.
Generalmente ellos vienen a Él con dolor por sus pecados.
Pero este hombre vino a Jesús gozoso.

Tú puedes decir que él vino a Jesús del modo incorrecto.
Pero no importó.
Lo único que importó fue que vino a el Salvador.
Él fue salvo porque él vino a Jesús.

No hay modo correcto o incorrecto de venir.
Ven a Él de cualquier modo y Él te salvará.

Con tal que vengas a Jesús, serás salvo intantáneamente por Él, tal como lo fue este hombre.

Tercero, el Ciego Bartimeo fue a Jesús y fue salvo.
“Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino” (Marcos 10:46-52).


Este ciego vino a Jesús.
Su vista le fue restaurada y él fue salvo, y se hizo seguidor del Salvador.
¿Qué hizo él para ser salvo?
El simplemente vino a Jesús.
¡Eso es todo!
Él vino a Jesús y el Salvador lo sanó y lo salvó.

Ves, hay un solo requisito.
Para ser salvo tienes que venir a Jesús.

¡Eso es todo!
¡No tienes que hacer otra cosa más!

Jesús dijo,
“Venid a mí…y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Cuarto, había una mujer pecadora que vino a Jesús en la casa de Simón el fariseo.

“Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume” (Lucas 7:37-38).


Esta mujer era una pecadora bien conocida en la ciudad.
La gente sabía que ella era muy pecaminosa.
Ella tenía mala reputación.
Ella fue detrás de Jesús cuando Él estaba comiendo y ungió Sus pies, y besaba Sus pies.
Ella vino a Jesús.
Ahora baja hasta los versos 48-50.

“Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz” (Lucas 7:48-50).


Ella era muy pecaminosa.
Pero vino a Jesús de todos modos.
Ella vino a Él y besó Sus pies.

Y Él le dijo a ella, “Tus pecados te son perdonados.”

Todo lo que hizo fue venir a Jesús.
¡Pero eso fue suficiente!

¡Sus pecados fueron perdonados y fue salva!

Por favor recuerda que todo lo que tienes que hacer para ser salvo es la misma cosa que ella hizo, la misma cosa que hizo el paralítico, la misma cosa que hizo Zaqueo, la misma cosa que hizo el Ciego Bartimeo. Todos ellos fueron salvos simplemente por venir a Jesús.

Y Jesús te dice a ti,

“Venid a mí…y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Si vienes a Jesús ahora mismo, esta noche,
Él perdonará tus pecados y salvará tu alma,
tal como Él salvó a estas personas en los tiempos de la Biblia.

Si simplemente vienes a Él, Él te salvará.
Él lavará tus pecados con la Sangre que derramó en la Cruz.
Él te vestirá en Su justicia.
Él te salvará.

Todo lo que tienes que hacer es venir a Él.

Él está vivo ahora mismo, a la diestra de Dios, en el Cielo.

¿Vendrás tú a Él esta noche?
¡VENIR A JESUS!
por Dr. R. L. Hymers, Jr.

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